Los Juegos Olímpicos de Moscú de 1980 marcaron para siempre la historia de las regatas de la clase 470 para Brasil. ¡Ese fue el año en que el dúo Eduardo Penido y Marcos Soares ganaron la segunda medalla de oro de Brasil en vela y la quinta medalla de oro olímpica de la historia!
Conocidos como los Rio Boys, Eduardo Penido tenía sólo 20 años y Marcos Soares 19 cuando ganaron la clase 470.
En una época en la que los deportistas campeones no recibían más premio que una medalla, los regatistas realizaron un “milagro” al cruzar la línea de meta sin tener la misma experiencia e inversión económica que sus competidores. La edad promedio de los campeones de vela era de 30 a 40 años, por lo que la medalla brasileña fue un logro inesperado como no lo era para jóvenes como ellos.
Preparándose para la competencia
La medalla se ganó en Tallin, la capital de Estonia, que formaba parte de la Unión Soviética. El dúo ya conocía los vientos y las condiciones de la región, pues habían competido en el Preolímpico de 1978 en el mismo lugar. Eduardo Penido y Marcos Soares estaban preparados para la posibilidad de vientos flojos.
La pareja obtuvo el primer lugar en las dos primeras carreras de la competición, un segundo lugar y un sexto lugar. Entonces, la posibilidad del podio empezó a hacerse real para Eduardo Penido y Marcos Soares. Luego quedaron en quinto lugar y luego en décimo.
En ese momento, la disputa se volvió más feroz con los alemanes Jorn Borowsky y Egbert Swensson. Para que los alemanes ganaran era necesario ganar la carrera y los brasileños no podían estar entre los seis primeros. Lo que pasó fue que una pareja de finlandeses hizo una maniobra arriesgada en el último tramo de la carrera, lo que les hizo pasar al frente y ayudaron a los brasileños, ya que los alemanes terminaron segundos en meta y la pareja brasileña en séptimo.
Pese a su preparación, mirando hacia atrás, consideran que fueron amateurs: no tuvieron entrenador ni apoyo económico y, aún después de ganar el oro en Moscú, participaron en un Campeonato Sudamericano con recursos propios y ayuda de amigos y familiares. Fueron de Río de Janeiro a Buenos Aires en auto, remolcando dos lanchas y debieron permanecer en la aduana argentina durante tres días hasta que todo quedó despachado.
Reliquia familiar
Tras ganar el oro en Moscú, Eduardo Penido comenzó a dedicarse a la navegación oceánica, pasión heredada de su padre, José Penido, y se convirtió en empresario del sector de la náutica. Hoy es asesor de Magma Yachts .
¡Y la pasión por la navegación parece correr en la sangre de la familia! Su hijo, Gabriel Penido, siguió los pasos de su padre y su abuelo y, además de marinero, es Director en el proceso de Producción de todos nuestros veleros.
Estamos orgullosos de ser parte de la historia de estos ilustres navegantes y de ser elegidos como la empresa que representa esta pasión familiar.
Desde entonces, el deporte ha evolucionado mucho, al igual que los incentivos y los propios barcos.
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